“La ayuda internacional terminará antes de la erradicación de la pobreza extrema”. Así lo establece el Director del Centro de Desarrollo Internacional de la Universidad de Duke, Indermit Gill donde intenta plasmar la idea de que la Ayuda Oficial al Desarrollo es un tipo de asistencia tendiente a extinguirse.
Su artículo se sitúa en el marco de los recortes en la ayuda al desarrollo de los Estados Unidos y el Reino Unidos, siendo estos dos países los principales donantes del mundo, por lo que este no sería un hecho menor.
Al investigar las tendencias a largo plazo en la ayuda exterior, el autor afirma que la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) rastreada por la OCDE se ha quintuplicado desde 1960, de treinta y dos mil millones a ciento cincuenta y ocho mil millones de dólares americanos, en precios de 2015. Pero la economía mundial también ha crecido al mismo tiempo. Se logra describir el contexto internacional a partir de ejemplos provenientes del Oriente de nuestro continente. “La mayoría de nosotros hemos asumido que la ayuda exterior continuará hasta que se erradique la pobreza extrema. Pero una mirada hacia atrás muestra que esto no es lo que sucede. China, India, Indonesia y Sudáfrica dejaron de recibir ayuda hace algunos años, pero todavía tienen millones de personas que viven con menos de 1,90 dólares por día. De la misma manera, se espera que los países de medianos ingresos se hagan cargo ellos mismos de sus habitantes en estado de pobreza extrema. Con más de la mitad de la población de África subsahariana ahora en economías de ingresos medios, el artículo nos dice que deberíamos esperar que la ayuda a África, que viene aumentando desde comienzos del 2000, haya encontrado su límite y comience a disminuir”, comenta el autor.
Indermit Gill llega a la conclusión de que el futuro de la asistencia internacional podría ser la financiación: Con China aumentando su presencia como inversionista, financista, constructor y donante desde la década de 2000, el financiamiento para el desarrollo se está probando por segunda vez en África. Este continente está mirando cada vez más hacia el este, hacia China, India, Turquía y otras economías de Asia (entre 2000 y 2015, China otorgó préstamos de aproximadamente cien mil millones de dólares a África). La ayuda occidental, basada en el altruismo y la influencia política, se complementa con las finanzas orientales, impulsadas principalmente por el interés propio. Sin embargo, el autor tiene sus dudas y declara que es muy pronto para decir si las cosas funcionarán mejor esta vez. El FMI ha advertido que la relación deuda/PBI de las economías africanas está aumentando rápidamente. También existen preocupaciones sobre los efectos políticos y ecológicos desestabilizadores de estas inversiones. Pero esta vez, el comercio con Asia está creciendo y las inversiones en infraestructura son notables. 2018 podría ser el año en que el mundo en desarrollo decida si la ayuda exterior y la financiación para el desarrollo deberían ser complementos o sustitutos.