Todo parece que desde la Revolución Industrial, la desigualdad global total ha disminuido y la desigualdad entre países también lo ha hecho, volviendo más ricos a los países más pobres. Entre 2000 y 2015, 50 países gozaron de una disminución de la desigualdad, a diferencia de otros 34 que experimentaron un aumento, especialmente las economías avanzadas, donde personas de clase media y pobres sufrieron un estancamiento en el crecimiento de los ingresos.
Sin embargo, esto entra en contradicción con las percepciones de la gente promedio en muchos países, donde ha aumentado el descontento coincidiendo con los manifestantes, asegurando que la desigualdad es más alta de lo que se muestra que es. La creciente desigualdad es una fuente de descontento con el modelo neoliberal, denunciándolo de sistema “injusto”.
En una encuesta reciente en Europa y Asia Central, el 20% de las personas cree que las buenas relaciones son la causa de la ascendente movilidad, generando una percepción de que la riqueza y la oportunidad se da a unos pocos que tienen suerte desde el nacimiento.
Asimismo, la desigualdad puede explicarse por una serie de factores, como el papel de las empresas más importantes en el mercado, el progreso en los cambios tecnológicos, desigualdades de oportunidades en la acumulación del capital humano, el declive de sindicatos de trabajadores y las decisiones de los gobiernos de dirigir las ganancias para respaldar las redes de seguridad social, entre otras.
Para ayudar a reducir esta desigualdad, se deben tomar políticas para impulsar al crecimiento del mercado favoreciendo especialmente a los más necesitados. Corregir la desigualdad de oportunidades, incluyendo políticas para proporcionar empleos decentes e incluir a la franja de la fuerza laboral, por ultimo y no menos importante se debe generar impuestos y gastos progresivos, como complemento de políticas que no abordan los dos motores principales de la desigualdad.
Cabe destacar que, la desigualdad total global si ha disminuido y la desigualdad dentro el país ha disminuido más de lo que ha aumentado. Los declives en muchos países se deben por la inclusión de políticas con intención de disminuir la desigualdad social, como en América Latina que invirtió mucho en educación, intentando eliminar la marginalidad.
Promover un crecimiento inclusivo y favorable requiere de muchos esfuerzos políticos, probablemente la admisión de políticas populistas empeoren la situación a largo plazo. Por eso, los gobiernos deben desempeñar un papel activo, abordar la distribución previa, y la desigualdad posterior a ella.