El centro regional de América Latina y el Caribe, Innovación para el Cambio, publicó un estudio cuyo objetivo es aclarar el panorama sobre las estrategias de las organizaciones de la sociedad civil (OSC) para incidir en las políticas públicas en América Latina y específicamente en el Cono Sur. La publicación fue realizada bajo la supervisión del Grupo Faro y sus autores son Leandro Echt y María Mérola.
El estudio nos presenta un contexto latinoamericano en el cual las OSC tienen un rol cada vez más protagónico, en especial en la región del Cono Sur – Argentina, Chile y Uruguay – sobre la cual el artículo hace foco. A través de una extensa revisión de bibliografía y de la realización de una serie de entrevistas y de encuestas, los autores repasan los principales desafíos, oportunidades y recomendaciones en el proceso de generar incidencia de las OSC.
En un escenario en el cual la cultura política acostumbra a considerar al Estado como protagonista y organizador de la vida pública, el contexto nacional impacta de manera directa en la relación entre este y la sociedad civil. En esta línea, se generan varios desafíos comunes en la subregión, como la dependencia del financiamiento público, la dificultad para generar diálogos virtuosos con representantes del Estado en espacios institucionalizados, así como las transiciones de gobierno que conllevan la pérdida de algunos liderazgos claves en el sector.
Ante tales problemáticas, las OSC del cono sur responden a este tipo de situaciones a través de la creciente profesionalización de sus actividades y la utilización de nuevas estrategias con el objetivo de incrementar su incidencia sobre las políticas públicas. Algunas de estas nuevas herramientas son el uso intensivo y cada vez más creativo de las nuevas tecnologías y, a su vez, el énfasis puesto en las estrategias de comunicación. Sin embargo, estas herramientas no sustituyen a los métodos tradicionales, como por ejemplo las prácticas de cabildeo o demostraciones públicas, sino que las complementan.
Una nueva generación de OSC es atravesada por las nuevas tecnologías así como por agendas transversales, vinculadas a la inclusión de derechos, a las redes de trabajo multiactorales -que incluyen a movimientos sociales y actores privados- que fortalecen la capacidad de incidencia. En relación con este último punto, la tendencia en el Cono Sur es comenzar a repensar la relación con los actores privados, buscando ir más allá del esquema de rol de financiador y acercarse al sector privado, incorporándolo como un actor relevante en su agenda de trabajo, esto es, un sector que trabaje en conjunción y complementariedad con la sociedad civil.
Por último, los autores reflexionan sobre el futuro de las organizaciones en relación a sus capacidades de incidencia, que dependerá del esfuerzo continuo de las organizaciones, así como del intercambio del conocimiento. De esta manera, el estudio propone categorías para las estrategias de incidencia con el objetivo de cristalizar y documentar las experiencias. Por último, los autores resaltan la importancia de continuar explorando nuevas estrategias de incidencia que permitan actualizar las categorías y que consideren los nuevos contextos y tecnologías.
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