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La ayuda internacional en retroceso: qué advierte la OCDE sobre los recortes a la cooperación al desarrollo

Un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) advierte sobre una fuerte caída de la ayuda oficial al desarrollo (AOD) a nivel global. En 2025, la AOD se reduce entre un 9% y un 17%, luego de haber caído un 9% en 2024. De continuar esta tendencia, la ayuda internacional podría retroceder hacia 2027 a niveles similares a los de 2020, en un contexto de crecientes necesidades sociales, humanitarias y sanitarias.

La AOD es una fuente clave de financiamiento para políticas públicas y servicios esenciales en países de ingresos bajos y medios. Según la OCDE, la reducción observada en 2025 está impulsada principalmente por recortes en algunos de los principales países donantes, entre ellos Francia, Alemania, Reino Unido y Estados Unidos. Por primera vez en casi tres décadas, estos cuatro países redujeron su ayuda en 2024 y vuelven a hacerlo en 2025, marcando un hecho inédito en la cooperación internacional reciente.

El impacto de estos recortes no es uniforme. Los países más pobres del mundo son los más afectados, en particular los Países Menos Adelantados y los países de África subsahariana. Durante 2025, la ayuda bilateral destinada a estos países se reduce de manera significativa, afectando el financiamiento de sectores clave como salud, educación, agua potable y protección social, donde la ayuda internacional resulta difícil de reemplazar en el corto plazo.

Uno de los sectores más golpeados es el de la salud. La OCDE señala que la ayuda bilateral para salud cae en 2025 entre un 19% y un 33% en comparación con 2023, alcanzando niveles similares a los de mediados de los años 2000. También se registran fuertes recortes en la ayuda humanitaria, la educación y las políticas de gobernanza, derechos humanos y fortalecimiento institucional.

Este escenario tiene implicancias directas para las organizaciones de la sociedad civil. Las ONG reciben o implementan alrededor del 13% de la ayuda oficial al desarrollo y dependen en gran medida del financiamiento proveniente de los países que hoy están reduciendo sus aportes. Esto implica riesgos concretos: pérdida de financiamiento sostenido, interrupción de programas en marcha, reducción de capacidades operativas y mayor competencia por recursos cada vez más escasos. En muchos países, las ONG cumplen un rol central como implementadoras de políticas públicas, proveedoras de servicios básicos y articuladoras con comunidades locales, por lo que su debilitamiento tiene impactos directos sobre poblaciones vulnerables.

Frente a este contexto, la OCDE subraya la necesidad de una mayor coordinación entre gobiernos donantes, países receptores, organismos multilaterales y sociedad civil. Compartir información, priorizar programas de alto impacto y planificar de manera responsable resulta clave para mitigar los efectos de los recortes y proteger a las poblaciones más vulnerables.

Lee el informe completo acá.