Desde julio de este año se encuentra disponible el Informe Global 2017 “Índice y Paneles de los ODS”, publicado conjuntamente por Bertelsmann Stiftung y la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN, por sus siglas en inglés). El Informe contiene información disponible sobre el avance de los ODS en cada país, y busca de esta manera asistir a los países a identificar las prioridades de acción para alcanzarlos.
Cada uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 cuenta con una serie de indicadores precisos elaborados por el Grupo Interinstitucional y de Expertos sobre los Indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (IAEG-SDGs), creado por la Comisión de Estadística de las Naciones Unidas y compuesto por Estados Miembro y agencias regionales e internacionales. De los 232 indicadores oficiales solo una serie tiene datos de todos los países miembros. Además, los países pueden presentar revisiones voluntarias de su progreso (Argentina presentó la suya este año), pero estas revisiones, si bien tienden a ser bastante detalladas en lo socioeconómico, son un tanto endebles en lo que respecta al medio ambiente y las alianzas para lograr los objetivos.
El Informe de Bertelsmann Stiftung y SDSN incluye 83 indicadores de los 232 totales, aquellos que cumplen cinco requisitos: relevancia global, robustez estadística, disponibilidad de datos actuales, calidad y cobertura en más del 80% de los países. Si bien los indicadores están alineados lo más posible con los oficiales, Índice y Paneles de los ODS cubre vacíos de información con otras fuentes altamente confiables. En este sentido, el Índice no pretende reemplazar sino complementar el monitoreo oficial de los ODS, presentando los datos de una manera informativa e interesante para quienes formulan políticas, stakeholders y el público en general.
El informe de este año dista en cuanto a datos y metodología del de 2016, al punto de hacerlos no comparables. Tal vez el cambio más importante sea la incorporación de indicadores sobre efectos colaterales. Los patrones de desarrollo de algunos países, principalmente de los países ricos, repercuten en otros. Si bien hay algunos efectos positivos, como el impacto de las donaciones internacionales, la mayoría son negativos y tienden a dificultar la capacidad de los países más pobres para alcanzar los ODS. Ejemplos de esto son los altos niveles de consumo, los paraísos fiscales y la exportación de armas.
Tres países escandinavos (Suecia, Dinamarca y Finlandia) se encuentran a la cabeza del Índice este año, pero ninguno está muy cerca del puntaje máximo. Aún los países con mejores puntajes tienen grandes dificultades en alcanzar al menos uno de los ODS. En el panel dedicado a países pertenecientes a la OCDE se puede observar que los objetivos 12, 13, 14, y en cierta medida el 15 (todos los relacionados al medio ambiente), califican pobremente. En contraste, la mayor parte de los países de África Subsahariana muestran indicadores socioeconómicos abrumadoramente bajos, mientras que sus indicadores medioambientales son superiores a los de los países de la OCDE. Es importante destacar que la incorporación de los indicadores de efectos colaterales redujo el puntaje para varios países, particularmente Suiza, los Estados Unidos y varios países del golfo Pérsico.
En cuanto a Argentina, en términos comparativos se encuentra bien posicionada con un puntaje de 72,5. A nivel mundial esto significa el puesto 41, por encima de algunos países de la OCDE como Estados Unidos (72,4) e Israel (70,1), pero por debajo de la mayoría de los países europeos. A nivel regional ocupa el puesto número 2, solo por debajo de Cuba, y por encima de la media de 65,8.
Sus principales fortalezas radican en los objetivos 1 (Fin de la Pobreza) y 6 (Agua Limpia y Saneamiento). El primero de estos objetivos, en el que Argentina tiene un puntaje de 99,8, se mide de acuerdo a la cantidad de personas que viven con más de 1,90 dólares por día. El segundo, en el que Argentina lidera a nivel mundial con un puntaje de 98,5, se compone de indicadores sobre acceso a agua potable, acceso a servicios de saneamiento e higiene, extracción de agua dulce como porcentaje de los recursos hídricos renovables, y el agotamiento de aguas subterráneas.
Por otro lado, sus principales desafíos son los objetivos 10 (Reducción de las Desigualdades) y 16 (Paz, Justicia e Instituciones Sólidas). El objetivo 10 tiene como indicador el coeficiente GINI, un índice que mide el grado de distribución del ingreso en la población. Argentina, en este caso, cuenta con un puntaje de 51, donde 0 es total igualdad y 100 total desigualdad en la distribución del ingreso, y para alcanzar el nivel esperado debería llevar a un valor de 30 o menor. En el segundo objetivo mencionado, Argentina tiene un puntaje de 51,7, y está compuesto de una serie de nueve indicadores, donde los más preocupantes son la cantidad de homicidios, la sensación de inseguridad, la eficiencia del gobierno, y la percepción de corrupción. Estos objetivos no son un problema solo en Argentina, toda América Latina y el Caribe tiene puntajes muy bajos en ambos.
El informe permite realizar una rápida evaluación de qué tanto un país se acerca a lograr los objetivos de desarrollo, y comparar su progreso con otros países similares. Intenta así ayudar a llamar la atención sobre los ODS y su rol como herramienta práctica para movilizar gobiernos, academia, Sociedad Civil y sector privado; rendir cuentas; y en última instancia guiar las políticas nacionales y las estrategias de largo plazo para el desarrollo sostenible.
Para más información sobre el Índice y la descarga del informe completo, se puede ingresar a http://www.sdgindex.org/.