Categorías
Novedades

Recortes en la Asistencia Oficial al Desarrollo: la advertencia de la OCDE sobre el futuro inmediato de la cooperación internacional

Un reciente informe de la OCDE proyecta un panorama crítico para el financiamiento internacional, con una posible caída de entre el 9% y el 17% en los niveles globales de Asistencia Oficial al Desarrollo (AOD) en 2025. Esta estimación, basada en anuncios de recortes ya comunicados por algunos de los principales donantes internacionales, señala un punto de inflexión para el sistema de cooperación tal como lo conocemos.

Se trataría del segundo año consecutivo de disminución, luego de una caída del 9% en 2024. Si se concretan las proyecciones, el volumen total de ayuda internacional regresaría a niveles de 2020, borrando cuatro años de incrementos que habían sido impulsados por crisis como la pandemia, la guerra en Ucrania y el aumento del costo de vida global.

Impacto desigual: países más pobres y sectores sensibles en riesgo

Según el informe, los recortes no afectarán de manera uniforme. Los países menos desarrollados (PMD) y los países del África Subsahariana podrían enfrentar reducciones de entre el 13% y el 28% en la ayuda bilateral, justamente en regiones que dependen en gran medida de este financiamiento para sostener programas sociales, infraestructura básica y asistencia humanitaria.

El sector salud también sufrirá un fuerte golpe: se proyecta una disminución de entre el 19% y el 33% respecto a 2023, lo que dejaría a muchos países por debajo de los niveles de financiamiento sanitario previos al COVID-19. En contextos donde aún se viven los efectos prolongados de la pandemia, esta reducción compromete no solo la atención sanitaria inmediata, sino también la preparación frente a nuevas emergencias.

Riesgo para los organismos multilaterales

Un dato especialmente alarmante del informe es la fuerte exposición de organismos multilaterales —como el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la OMS, el Fondo Mundial y GAVI— a las decisiones de un número reducido de países donantes. Solo once países, entre ellos Estados Unidos, Alemania, Reino Unido y Francia, representan entre el 40% y el 87% del financiamiento que sostiene a muchas de estas agencias. Por eso, una caída simultánea en los aportes desde estos países podría provocar una “segunda ola” de impactos en cascada sobre los programas implementados por las agencias multilaterales.

Estados Unidos y el posible rediseño estructural de su asistencia exterior

Estados Unidos, históricamente el mayor donante mundial, es uno de los países que encabezan la tendencia de recortes. Si se aprueba el presupuesto propuesto para 2026, se eliminaría totalmente el financiamiento de programas clave de salud global, incluyendo los fondos destinados a la lucha contra el VIH/SIDA, la Alianza Global para las Vacunas (GAVI) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Además, USAID —la agencia de cooperación estadounidense— ya ha comenzado a suspender licitaciones, contratos y fondos comprometidos, dejando a muchas organizaciones implementadoras sin continuidad financiera. Esto representa una amenaza directa para miles de organizaciones locales y de sociedad civil que han sido canales clave para la implementación de programas de desarrollo.

Una advertencia estructural, no solo coyuntural

La OCDE no interpreta esta caída como un fenómeno aislado. El informe sugiere que estamos ante una posible reconfiguración estructural del sistema de cooperación internacional, con un descenso sostenido de los recursos tradicionales y un debilitamiento de los mecanismos multilaterales.

En ese sentido, el documento advierte sobre el riesgo de una “normalización del desfinanciamiento”, en la que los recortes se vuelvan la nueva regla y no la excepción. Esto afectaría no solo los programas inmediatos, sino también la arquitectura institucional construida durante décadas para sostener una agenda de desarrollo global.

Recomendaciones de la OCDE

Frente a este escenario, el informe de la OCDE propone una serie de recomendaciones orientadas a mitigar los impactos y adaptar el sistema de ayuda a un nuevo contexto:

  • Fomentar alianzas locales y regionales más robustas, que permitan sostener programas con menos dependencia de grandes donantes.
  • Proteger los compromisos existentes, en particular con países y sectores más vulnerables.
  • Desarrollar mecanismos de alerta temprana frente a retrocesos institucionales o crisis humanitarias que puedan intensificarse sin financiamiento.
  • Promover una cooperación internacional más resiliente, equitativa y diversificada, incorporando nuevos actores (como cooperantes del Sur global) y esquemas de financiamiento alternativos.

En un momento de creciente desigualdad global y múltiples crisis superpuestas, el informe de la OCDE actúa como una advertencia clara: si no se toman medidas urgentes y coordinadas, el sistema de cooperación internacional podría entrar en una etapa de debilitamiento estructural, con consecuencias profundas para millones de personas en situación de vulnerabilidad.

Lee la nota completa acá