El concepto de localización ha cobrado gran relevancia en el ámbito de la filantropía global, especialmente en los últimos años. Sin embargo, para que esta localización sea efectiva y no meramente simbólica, es imperativo que los recursos realmente se trasladen al Sur Global, donde se concentran muchos de los desafíos sociales y económicos más graves del mundo.
El informe Global Philanthropy Report muestra que la mayoría de las grandes fundaciones y capitales filantrópicos siguen concentrados en los países del Norte Global, particularmente en Europa y América del Norte. De hecho, el 60% de los activos filantrópicos globales se encuentran en los Estados Unidos, y otro 37% en Europa, dejando apenas un pequeño porcentaje en otras regiones, como África y América Latina. Esta disparidad en la distribución de los recursos es un llamado de atención: mientras las fundaciones y organizaciones en el Norte continúan siendo los principales actores, las comunidades del Sur Global, que son las más afectadas, siguen sin recibir los fondos necesarios para enfrentar sus desafíos locales.
Para lograr una verdadera localización, no basta con hablar de la importancia del empoderamiento local; los recursos financieros, las decisiones estratégicas y la capacidad de ejecución también deben trasladarse al Sur. La concentración de fundaciones y capitales en el Norte, y la consiguiente falta de recursos en las regiones más necesitadas, perpetúa una estructura de dependencia que es contraria al espíritu de la localización.
La urgencia de una redistribución equitativa
Es crucial que las fundaciones globales reconsideren sus modelos de financiamiento. Las grandes fundaciones deben adoptar enfoques que permitan la transferencia directa de fondos a organizaciones locales en el Sur Global, asegurando que estas organizaciones tengan los recursos necesarios para liderar soluciones sostenibles desde su propio contexto. Sin embargo, actualmente el 90% de los activos filantrópicos globales están concentrados en los países más ricos, lo que limita la capacidad de las organizaciones del Sur para generar cambios a gran escala.
Es tiempo de que las fundaciones y actores del Norte Global reconozcan esta desigualdad y actúen en consecuencia. La localización no debe ser solo un lema, sino un compromiso real que implique una redistribución de los recursos para lograr un impacto genuino en las comunidades del Sur. Solo así se podrá avanzar hacia un modelo de filantropía más equitativo y verdaderamente colaborativo, donde las organizaciones locales tengan el control y los medios necesarios para enfrentar los desafíos que afectan directamente a sus comunidades.