Habiendo transcurrido los primeros cinco años de la implementación de la Agenda 2030, es momento de traer de vuelta a la mesa preguntas y respuestas sobre lo que realmente se necesita para que los países del Sur Global logren el cumplimiento de los ODS mientras llevan a cabo sus propias prioridades de desarrollo. El último estudio de Southern Voice y FUSADES sobre el proceso de implementación de los ODS en América Latina y el informe de Marcela Morales, Estefanía Charvet y Andrea Ordóñez, también de Southern Voice, ofrecen varios ejes de reflexión para pensar la década decisiva que empieza.
El progreso reciente ha demostrado que ya no es suficiente desarrollar capacidades individuales si no se combinan con estructuras de apoyo. Por mucho tiempo, el desarrollo se ha equiparado a la satisfacción de necesidades individuales, y como resultado de eso, muchas políticas y programas fueron pensados y llevados a cabo con el mismo enfoque. Actualmente, lo que se requiere es una mejor interacción entre las capacidades individuales y colectivas, entendiendo a esta última como las oportunidades reales disponibles para un grupo, comunidad o país.
A medida que comenzamos la década más crítica para la implementación de los ODS, es imperativo transformar el marco de la Agenda 2030 de una lista de objetivos y metas desconectados a un plan de acción más holístico. Pero incluso una política nacional bien integrada y coherente no es suficiente para lograrlo; se requiere una perspectiva global. El enfoque de desarrollo integrado y la ambición de la Agenda 2030 requiere el fortalecimiento o la creación de alianzas entre los gobiernos, los diferentes sectores de la sociedad y la cooperación internacional. Esto se reconoce como parte del ODS 17, que subraya la necesidad de fomentar la participación y las asociaciones que involucren a los sectores público y privado, la sociedad civil y otras partes interesadas a nivel local, nacional, regional y global. Para América Latina, la naturaleza integrada de la Agenda 2030 proporciona un marco particularmente relevante para abordar los enfoques multidimensionales necesarios para romper las trampas de desarrollo, que impiden que los países de ingresos medios avancen a niveles más altos de desarrollo, y convertirlas en oportunidades para lograrlo.
La producción de indicadores y el monitoreo y seguimiento de los objetivos priorizados son críticos para asegurar que las estrategias alcancen los resultados esperados. También es un mecanismo para implementar el principio de “No dejar a nadie atrás”. Mediante el uso de datos, los países pueden identificar aquellos que necesitan más atención. Por lo tanto, un propósito fundamental de la recopilación de datos para el monitoreo y la evaluación es garantizar la rendición de cuentas y la formulación de políticas basadas en evidencia para lograr la Agenda 2030. América Latina enfrenta el desafío de fortalecer los sistemas de datos e información para mejorar el acceso a fuentes de datos cuantitativos y cualitativos sobre los objetivos e indicadores de los ODS. También es importante detectar qué datos se deben recopilar y cómo se pueden analizar para comprender las necesidades y expectativas de cada grupo.
En las últimas dos décadas, la pobreza y la desigualdad en América Latina han disminuido. Como resultado, la clase media ha crecido en tamaño, pero con un mayor ingreso, también vienen mayores expectativas. La gente exige mejores políticas públicas, servicios e instituciones, y estos no siempre pueden responder. Los ciudadanos perciben una desconexión entre sus necesidades y las respuestas del gobierno. Además, numerosos casos de corrupción alimentan el descontento popular, lo que disminuye, aún más, la confianza en las instituciones. Es por eso que la Agenda 2030 es tan importante para América Latina, esta se enfoca simultáneamente en las tres dimensiones del desarrollo sostenible (económico, social y ambiental).
En resumen, los investigadores plantean la necesidad de una transformación estructural en la forma de abordar los problemas relacionados con el desarrollo de los países del Sur Global, a través de una perspectiva integradora, enfocada en el desarrollo de las capacidades colectivas, que permita construir políticas de largo plazo que apoyen las transformaciones necesarias para lograr la Agenda 2030.
Para mayor información, visitar http://southernvoice.org/wp-content/uploads/2020/01/200122-Summary-LATAM-FINAL.pdf y http://southernvoice.org/wp-content/uploads/2020/03/Collective-Capabilities.pdf.